miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Enfoque tradicional o auténtico?.

En el ámbito educacional el concepto de evaluación ha ido cambiando paulatinamente, desde un juicio de valor, continuando por una mera medición, hasta una evaluación alternativa, que es la que intenta adoptarse en nuestros días.

Dentro de los enfoques más importantes se encuentran el enfoque evaluativo tradicional, y el auténtico, siendo este último el más adecuado para reflejar el real aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, en Chile sigue predominando el enfoque tradicional.

Para poder entender este problema partiremos conociendo los dos enfoques, de manera tal de compararlos y explicarnos porque se prefiere el enfoque tradicional.

El enfoque tradicional es un procedimiento unidireccional, que se basa en la medición cuantitativa del grado de habilidad de un estudiante con respecto al grupo. Esta medición se realiza generalmente mediante un examen o prueba, creyendo así que la evaluación es mas objetiva, pues se mide por igual a todos los estudiantes. En este enfoque la evaluación es paralela e independiente del aprendizaje, no se toman en cuenta los diferentes ritmos de aprendizaje, solo se pueden conocer los aprendizajes medidos en el examen, se castiga el error. Se clasifica a los estudiantes, según el resultado obtenido en el examen, construido en base al número de respuestas correctas que contesto cada uno. La ventaja sustancial del examen, es que se puede aplicar a una gran cantidad de estudiantes al mismo tiempo.

El examen pasa a tomar un rol protagónico, como el único medio, confiable y objetivo, para certificar y calificar los aprendizajes. Se han creado métodos para fabricar exámenes objetivos, como la teoría de respuesta al ítem, la cual permite la construcción de pruebas, a medida del objetivo educacional requerido. Lamentablemente para este enfoque las variables son muchas, debemos recordar que estamos trabajando con seres humanos, que poseen distintos métodos y ritmos de aprendizaje. Además, en la elaboración de estos exámenes, comúnmente no participa un grupo de especialistas, sino un solo docente, el cual evalúa fundamentalmente según su criterio, añadiendo mayor subjetividad a la herramienta.

Por otra parte, el enfoque auténtico, se basa en que debemos abarcar todos los desempeños que el estudiante pueda mostrar, lo que no podemos conseguir mediante un examen. La evaluación se centra en el proceso de aprendizaje, no tanto en resultados, haciendo responsable al estudiante de la construcción de su propio aprendizaje, motivando la curiosidad innata por conocer. Es un proceso colaborativo y multidireccional, en el cual los principales protagonistas, son la coevaluación, autoevaluación y heteroevaluación. El docente figura como un mediador del aprendizaje. Con este enfoque se quiere aumentar la posibilidad de que todos los estudiantes aprendan. El proceso de aprendizaje es continuo, por tanto se evita el sorprender al estudiante con evaluaciones sorpresivas, o con una dificultad mucho mayor, que interrumpan y discontinúen este aprendizaje. El error se toma como una herramienta de aprendizaje, por lo cual, no se castiga. Se reconoce que los estudiantes presentan distintos ritmos de aprendizaje, y se procura que todos aprendan desde su diversidad.

Con la aparición del constructivismo, se estimula la importancia de los conocimientos previos de los estudiantes, para enlazarlos con los nuevos conocimientos, obteniendo así un aprendizaje significativo en ellos, conectándolo también con el contexto en que se encuentran, para que este nuevo aprendizaje sea aplicable en la práctica.

El reconocimiento de la evaluación, como un proceso legitimado curricular y didácticamente, se valida con la presencia de las funciones diagnostica, sumativa y formativa.

Ahora que hemos tomado conocimiento sobre los dos enfoques, podemos analizar la preferencia del enfoque tradicional frente al auténtico.

En primer lugar, tanto docentes como estudiantes, estamos tan acostumbrados al enfoque tradicional, que el enfoque auténtico, aunque parezca mejor, nos resulta poco objetivo, porque es totalmente diferente a lo que conocemos, además todavía no tenemos una cultura de autoevaluación y coevaluación, haciendo de estas una oportunidad para subir el promedio de notas, en vez de ser sinceros y objetivos con nosotros mismos, pues todavía existe el miedo a la calificación. Por otra parte, los docentes no pueden implementar este nuevo enfoque, porque las normas educacionales no favorecen su utilización, todavía hay un gran numero de estudiantes por curso, lo que impide realizar el proceso de aprendizaje como es debido, impidiendo ahondar en los distintos ritmos y métodos de aprendizaje de los estudiantes y por último, el tiempo que se les brinda a los profesores para realizar su labor es demasiado corto, lo que favorece la utilización del enfoque tradicional, pues los docentes pueden evaluar a una gran cantidad de estudiantes en poco tiempo, transformando así al aprendizaje en una condena, y a la prueba como un castigo.

Aún estamos lejos de alcanzar el nuevo enfoque, pero no debemos desesperanzarnos ni flaquear en su implementación, pues, como futuros docentes, tenemos la obligación de innovar, e implementar este enfoque, aunque tenga que ser de a poco, pero los grandes cambios requieren de mucho tiempo y paciencia, pero así mismo nos vamos a reconfortar con cada granito de arena que aportemos, con cada motivación que nuestros estudiantes tengan por aprender, por ser cada día mejores profesores, y por todo lo que podemos aprender de nuestros estudiantes. En este ámbito siento que la labor docente puede ser muy gratificante, al aportar directamente al desarrollo de mi país.

¿Seremos buenos docentes, educándonos en un modelo Academicista?

Por estudios realizados y por nuestra propia experiencia, nos podemos dar cuenta que la educación en nuestro País, es deficiente, debida a muchos factores, uno de los cuales, es la calidad docente.

Muchos de nosotros podemos recordar la enseñanza impartida por nuestros profesores en la escuela, por lo que yo recuerdo, la mayoría utilizaba el Modelo Academicista, en el cual, nos acostumbrábamos a memorizar los contenidos, tratando de estudiar uno o dos días antes de la prueba para que no se nos olvidara lo que estábamos reteniendo, o en asignaturas tales como Matemáticas, Física o Química, haciendo los ejercicios de la Guía en forma mecánica, sin comprender lo que hacíamos, puesto que en la practica no entendíamos el fundamento o la importancia real de realizar estos dichosos cálculos, que mas de un dolor de cabeza nos traían.

Ya en la universidad, mi sorpresa no fue mayor, era casi lo mismo en materia de enseñanza, pero la exigencia era mayor, lo que le añadía una mayor dificultad para “Aprobar el ramo”, y al mismo tiempo, un temor mucho mayor a la evaluación, encerrada en una nueva palabra para mi, Certamen.

Cuando entramos a primer año de pedagogía, muchos no tenemos real conciencia de la importancia del aprendizaje, solo nos interesa pasar el ramo. Sin embargo, con lo años nos damos cuenta de nuestra real responsabilidad en la educación de Chile, siendo responsables directos del futuro del país. Pero en este momento nos asalta una gran duda, ¿Estamos preparados para ser buenos docentes, si hemos sido educados en toda nuestra vida como estudiantes, bajo el Modelo Academicista?. Personalmente, tengo todas las ganas de poder cambiar la educación Chilena, de aportar mi granito de arena, pero, ¿Como hacerlo, si en la universidad se tiene un doble discurso frente al problema de la educación, diciendo por un lado que tenemos que cambiar el modelo, y sin embargo , al momento de evaluarnos, lo siguen haciendo según el modelo academicista?. He ahí mi gran pregunta, pues me parece una inconsecuencia muy grande por parte de la mayoría de los docentes de nuestra universidad. Esto se ve mayoritariamente en los profesores de ciencias básicas, donde el certamen es una forma de amedrentamiento, pero, sorprendentemente, sucede lo mismo en ramos de educación, donde encontramos la inconsecuencia mas grande, por un lado nos dicen que debemos cambiar la educación, y al momento de encontrarnos con un certamen, supuestamente de “aplicación”, nos damos cuenta que es completamente memorístico, causando confusión en los estudiantes de pedagogía, frente a que no sabemos realmente, si debemos realizar un cambio en la forma de evaluación, o no. De manera personal, este asunto me decepciona mucho, incluso he hablado con estos profesores sobre el tema, a lo cual me han contestado diciendo que estoy equivocada, pero me parece imposible estar equivocada si la mayoría de mis compañeros piensan lo mismo que yo.

Frente a este problema, creo que los docentes no son malos, simplemente han sido víctimas del mismo sistema, pero me gustaría que al respecto, se pudiera formar una comisión para tratar este tema, y así en conjunto, tanto docentes, como estudiantes de pedagogía, unir fuerzas para tratar de mejorar un poco la educación Chilena, partiendo de nuestra formación como docentes, y así, en un futuro no muy lejano, poder ser buenos evaluadores de nuestros estudiantes, poder ser docentes de calidad para una educación de calidad.